¡Y el mundo necesita un cambio, urgente!
Las noticias de femicidios y feminicidios son deprimentes. Que haya hombres que no logren entender que las mujeres somos, igual que ellos, seres humanos, es producto de un machismo aupado por una sociedad que sigue viviendo entre supersticiones y prejuicios y que no se resolverá sólo con leyes mediatizadas por la falta de presupuesto y voluntad de hacer los cambios que se requieren. Pero no son sólo hombres los que son machistas, también hay muchas mujeres que perpetúan estos comportamientos, criando a su hijos de forma distinta a sus hijas, asignándole roles propios de la era victoriana, en sus hogares.
Enterarnos de que chicas son asesinadas por el sólo hecho de encontrarse de viaje solas, es aberrante. ¿Por qué una mujer no puede viajar sola sin sentir temor de que puede ser violada y asesinada, por el simple hecho de ser mujer? Que una mujer salga de su casa, a tempranas horas a trabajar y termine violada, torturada y asesinada, y que la policía llegue tres horas después, a pesar de haber sido llamados mientras estaba ocurriendo el hecho, debería ser motivo para que la población proteste con energía y sin tregua. No hay razón por la cual una mujer, de cualquier edad, no pueda movilizarse sola en un país que se cree de primer mundo, aunque eso es sólo una falacia alimentada por concreto, pues la educación, claramente, demuestra que no hemos salido de la era de las cavernas.
Y saliendo de nuestras fronteras, leer sobre cómo, en una universidad japonesa, se alteraron los puntajes de las pruebas de ingreso de las aspirantes a cupos en la escuela de medicina, para disminuir la cantidad de mujeres seleccionadas para ingresar, es algo que, sencillamente, no puedo entender. Negarle el derecho al estudio a una persona merecedora, por cualquier motivo, es condenable, y que el motivo sea porque es mujer es un acto de discriminación que no tiene cabida en estos tiempos. Eso sin contar los casos de vejaciones, humillaciones y todo lo demás que ocurre en muchos países, incluidos algunos que se precian de avanzados. Lo peor, es que vamos en retroceso, cuando derechos ganados se están desconociendo y, hasta eliminando las leyes que los consagraban.
Ciertamente, las autoridades y educadores deben enfrentar la problemática y hacer mucho más de lo que hacen, para resolverla, pero áun más importante, es que las familias empiecen a educar a hijos e hijas de la misma forma. Que los varones aprendan a realizar las tareas del hogar y a respetar a las niñas y que estas aprendan que son seres valiosos que merecen respeto y que deben estudiar y valerse por sí mismas, económicamente. Con esto se logrará que tanto varones como mujeres aprendan a ser independientes y respetuosos con ellos mismos y con los demás, lo que, como consecuencia, les permitirá valorar a todos los seres humanos, sin distinciones.
Sólo con una educación integral, en derechos humanos, podremos superar el atraso e ignorancia que aún prevalecen en este mundo. Si tienes hijos, tienes esa oportunidad, no la desperdicies.