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En tiempos del corona virus
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Anoche terminé de ver la serie documental Pandemic (Pandemia) de Netflix. En tiempos normales, no me habría llamado la atención ver este documental, pero no son tiempos normales, estamos viviendo una pandemia que, en el futuro, será contemplada como un hito histórico de la humanidad, para bien o para mal, según se desarrollen los acontecimientos. Por ese motivo me decidí a ver el documental que narra las historias de varios médicos y científicos de distintas partes del mundo y cómo son sus vidas y luchas por controlar o evitar brotes epidémicos de ébola, gripe aviar, gripe porcina, y hasta sarampión, tanto en animales como en humanos.
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Que tanto científicos como médicos, tienen que estar, prácticamente, mendigando fondos para sus estudios, medicamentos y equipos. Incluso hay hospitales que luchan por mantenerse abiertos, pues no reciben fondos estatales. Esto sucede porque los gobiernos, de países grandes y pequeños por igual, prefieren gastar en su aparato militar y en las estupideces que inventan los políticos, que en el cuidado preventivo de la salud de sus habitantes.
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Que hay mucha gente con poder y dinero que promueve ignorar, arrinconar, anular o atacar a la ciencia, como fuente de información basada en evidencias, con el objeto de lucrar. Esa gente, lamentablemente, compra conciencias y gobiernos para satisfacer su codicia, a expensas de la salud de las personas y del planeta.
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Que la ignorancia generalizada, de temas médicos y científicos, es un gran peligro. El documental muestra el riesgo que existe con la proliferación de campañas anti-vacunas, basadas en falsas premisas y libertades extremas, que evitan poder combatir los brotes o están creando el ambiente para que enfermedades largamente controladas, vuelvan a convertirse en una amenaza para los ciudadanos, especialmente, los niños.
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Que el personal de salud y los científicos son seres humanos con un sentido de responsabilidad social y de sacrificio mucho más desarrollado que el del resto de los humanos. Ellos están dispuestos a poner su vida en riesgo, todos los días, para salvar las vidas de otros. Les debemos, por lo menos, escuchar su mensaje y apoyarlos, siguiendo las instrucciones, estemos enfermos o no.
Algunas aclaraciones sobre la reforma al impuesto de inmuebles en Panamá.
En vista de la gran desinformación o interpretaciones erróneas que he escuchado y leído, con respecto a la ley 66 de 17 de octubre de 2017 y los decretos que la reglamentan, a saber el 362 y 363 de diciembre de 2018, paso a hacer algunas aclaraciones puntuales y dar respuesta a ciertas inquietudes al respecto. Esto lo hago en mi calidad de profesional de la contabilidad y habiendo, primeramente, asistido a un seminario dictado por tributaristas reconocidos a nivel nacional.
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El impuesto del que trata esta ley no es nuevo. El Impuesto de Inmuebles, contenido en el Titulo II del Código Fiscal, artículos 763 al 797, tiene décadas de existir. Todas las propiedades están sujetas al pago de impuesto de inmuebles, tengan título de propiedad o derechos posesorios, excepto en los casos que se definen en esta y otras leyes por incentivos, exenciones y/o exoneraciones.
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La Ley 66 reforma este impuesto en los siguientes aspectos básicos:
- Elimina la segregación de terreno y mejoras para el cálculo de la base imponible. Sin embargo, mientras no se haga la inscripción de la vivienda en el régimen de Patrimonio Familiar Tributario (PFT) o Vivienda Principal, la propiedad seguirá sujeta a lo establecido en la ley de 2010, que establece que los PH deben pagar 1% sobre el terreno y sólo se aplica la exoneración de B/.30,000 o la exoneración de nueva construcción a las mejoras (definiendo mejoras como la porción de construcción). Para determinar lo más conveniente, en cada caso, se debe hacer el análisis y los cálculos en ambas situaciones, si la vivienda excede del valor de B/.120,000. Si no es así, la recomendación es inscribirla para que pueda aprovecharse el beneficio de la nueva ley y no pagar nada.
- Amplía el monto exonerado de B/.30,000 a B/.120,000 para las viviendas que se acojan al régimen de Patrimonio Familiar Tributario (PFT) o Vivienda Principal (VP), ajustando de esta manera, los valores de exoneración a la realidad del mercado inmobiliario actual.
- Exoneran del impuesto las propiedades que constituyan vivienda principal de personas con discapacidad que no puedan laborar, cuya propiedad no exceda los B/.250,000, siempre que la propiedad esté a nombre de esta persona, quien deberá estar acreditada por la SENADIS.
- Exceptúan del pago del impuesto las fincas dedicadas a actividades agropecuarias cuyo valor no exceda de B/.350,000.
- Reduce las tasas de impuestos, significativamente.
- Elimina, a partir de 2019, la concesión de exoneraciones para nuevas construcciones por períodos específicos. Esto no quiere decir, de ninguna manera, que las exoneraciones existentes van a ser eliminadas, estas continúan vigentes hasta su fecha de expiración, a menos que se inscriba la propiedad como PFT o VP, en cuyo caso se renunciaría, tácitamente, a la exoneración. También continúan vigentes las exoneraciones por leyes especiales. Todas las propiedades cuyos permisos de construcción u ocupación sean expedidos antes del 1 de enero de 2019, siguen estando amparados por el régimen de exoneraciones por nueva construcción, aunque se tramiten posteriormente a esa fecha.
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No es obligatorio inscribir la propiedad en el régimen de FPT o VP. Si su vivienda tiene un valor catastral (el valor por el cual fue registrada cuando usted la adquirió más mejoras adicionales significativas) no mayor a B/.30,000, no tiene que hacer nada, pues ese es el monto de exoneración en cualquiera de los casos. Si su vivienda tiene un valor catastral mayor de B/.120,000 pero tiene una exoneración de nueva construcción que aún no ha vencido, tampoco haga nada, pues si se acoge a este régimen se elimina la exoneración y le tocará pagar el impuesto por el excedente de los B/.120,000. La recomendación general es que haga un análisis de su caso antes de hacer cualquier movimiento en ese sentido, para ver si le conviene o no.
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Se puede acoger al régimen PFT y VP en cualquier momento a partir de la promulgación del decreto, no hay vencimiento al período de solicitud. Lo que vence el 2 de enero es la moratoria para el pago del impuesto adeudado al 31 de agosto de 2018, sin recargos e intereses, siempre que se pague la totalidad del mismo.
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Sólo tienen que ir a la ANATI las personas cuyas propiedades, al revisar en la base de datos de la DGI o solicitar un estado de cuenta de la finca, detecten que lo que aparece en la misma no coincide con lo contenido en la escritura o documento de propiedad. Si el valor de la vivienda, número de finca o nombre del propietario no coinciden, tendrá que ir a la ANATI, documento en mano, a corregir o actualizar la información de la vivienda. Se supone que esto lo debería hacer el Registro Público, pero como ya sabemos, nuestras entidades no se comunican, cayendo la responsabilidad en el contribuyente por ser el interesado en que su información esté correcta.
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Los bancos sólo podrán deducir los montos del impuesto de cuentas establecidas o asignadas por el contribuyente para tal fin, en los casos de propiedades con hipotecas. Si el contribuyente paga directo o se rehúsa a establecer una cuenta para pagar el impuesto por medio del banco, este no puede efectuar la deducción de ninguna otra cuenta que tenga a su nombre. Lo que debe hacer el banco es notificar a la DGI que el contribuyente no asignó cuenta para impuestos y la entidad tendrá que buscar otro medio de cobro, en caso de que no reciba el pago correspondiente.
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Las financieras y cooperativas tendrán que deducir el impuesto de la letra mensual de la hipoteca, lo que, si no aumenta la letra, aumentará la duración de la hipoteca. En estos casos, es conveniente acercarse a la institución en la que mantienen su hipoteca para revisar su situación y tomar las acciones más convenientes para su caso.
La cultura del envase.

Es la hora de la nueva generación.
Hay varios países, en su mayoría europeos con excepción de Canadá, o con una cultura cívica más desarrollada, como nuestra vecina Costa Rica, que han preferido a menores de 45 años como sus nuevos presidentes. Ellos son los encargados de forjar el futuro de sus naciones y prepararlas para los retos de este nuevo milenio, por lo que es, simplemente lógico, elegir a jóvenes que entienden y han sido parte de los cambios inherentes a las nuevas generaciones.
No tengo nada contra las personas mayores de 50, soy una de ellas, con casi 60, pero me pregunto: ¿Acaso no es tiempo de dar oportunidad a una nueva generación de crear la nación que desean para ellos y sus hijos? Y digo crear, porque francamente, es lo único que podría evitar que este país se convierta en la tierra de nadie. Tenemos que reconocer que lo que les estamos dejando no es, ni por asomo, algo que valga la pena. La herencia política de nuestra generación está plagada de corrupción, impunidad y descalabro institucional, nada digno de preservar ni para nosotros ni para ellos y, mucho menos, para generaciones futuras.
Creo que es tiempo de olvidar las viejas estructuras políticas basadas en caudillismos, populismos y personalismos ridículos y concentradores de poder en uno o pocos, y dar la oportunidad a los jóvenes de sacar luz de este caos en que estamos inmersos. Si se equivocan, tendrán tiempo de enmendar. Si se equivocan y no enmiendan, serán ellos los que tendrán que vivir con su error y, como nosotros hoy, avergonzarse ante sus hijos y nietos, por el desastre cometido.
Dejemos de creer en ese adagio que dice «más sabe el diablo por viejo que por diablo» porque, evidentemente, eso no funciona en este país. Aquí los diablos se han hecho viejos haciendo sus diabluras y nosotros, por tontos útiles, por iletrados políticos, por poco importa o por falta de civismo, los hemos dejado y, en algunos casos, hasta ensalzado, por sus acciones.
¡Ya basta de elegir a los de siempre, que vienen con lo mismo! Jóvenes: tomen el destino de este país, SU país, en sus manos y conviértanlo en un lugar digno para ustedes vivir y nosotros morir, sin sentir la vergüenza que, cada mañana, nos asalta al leer las noticias.
¡El futuro les pertenece, no permitan que cualquier diablo, viejo o nuevo, los engañe!
Frase de la semana.
Rosa Montezuma: cambiando paradigmas.
No soy fanática de los concursos de belleza. De hecho, los considero un desperdicio de tiempo y recursos que podrían ser dedicados a la cultura, en lugar de a la banalidad de la exaltación del físico como único atributo femenino importante. Sin embargo, debo aceptar que este año la situación del concurso Miss Panamá ha sido diferente a lo usual y está cambiando, un poco, mi forma de ver estas actividades.
En primer lugar, los intentos de desacreditar a una candidata, que a la postre se convirtió en la ganadora de la corona, por ser de origen indígena, fue algo que me pareció de lo más ridículo, mezquino y…lo siento, pero tengo que decirlo, fue una actitud totalmente estúpida por parte de quién desató la tormenta.
Sin embargo, al punto que quiero llegar es al giro que esta chica le ha dado a la visión que se tiene de los concursos de belleza o, por lo menos, de algunas concursantes. Su inteligencia y compromiso social son evidentes. Ha brillado en las entrevistas que le han hecho, tanto local, como internacionalmente. Como consecuencia de ser la primera indígena en participar y ganar la versión panameña del concurso, se ha convertido en un símbolo mundial de las etnias originarias, sumado al de, muy digna, representante de la mujer panameña.
Rosa Montezuma no sólo es físicamente bella, también es inteligente, instruida, orgullosa de su herencia y de su condición de mujer y profesional. Lleva su persona con una dignidad y una elegancia que nace del hecho de sentirse totalmente cómoda con quien es y de donde viene, sabiéndose pionera como representante de su gente en una instancia que nunca había sido explorada, pero que ahora está siendo explotada de una forma muy positiva, tanto para su comunidad y todos los grupos originarios como para el país. Su última comparecencia internacional, nada menos que en la ONU, en el marco del día mundial de las etnias indígenas, es una prueba fehaciente de que esta joven mujer está encaminada a ser la mejor representante que ha tenido nuestro país en mucho tiempo, y en muchos escenarios, a nivel mundial.
Por si no han escuchado el discurso de Rosa, les invito a ver el vídeo de su participación en la ONU.
¿Cuál es TU sueño?
Photo by Jaime Handley on Unsplash
Hace unos años, cuando los foros eran la forma preferida de intercambio de opiniones en Internet, encontré uno que era parte del sitio web de una organizadora profesional. En el mismo participaba una señora que tenía logros impresionantes, tanto en su vida personal como profesional, a pesar de tener dificultades para movilizarse, un trabajo de gran responsabilidad en un empresa Fortune 500, un esposo y estar, en ese momento, estudiando un doctorado. Todos le preguntaban: ¿Cómo lo haces? Ella respondía: soy organizada y planifico lo que debo hacer, junto con lo que quiero hacer para poder vivir mi sueño.
De más está decir que todos queríamos que nos explicara cómo hacerlo, como organizarnos para vivir nuestro sueño, aunque muchos ni siquiera teníamos claro, cuál era ese sueño. Ese es el detalle, lograr entender cuál es nuestro sueño y confrontarlo con lo que se espera de nosotros. A veces, es difícil descubrir qué es lo que, realmente, queremos, pues las obligaciones, responsabilidades, convenciones sociales y presiones familiares, muchas veces, no nos permiten buscar dentro de nosotros qué es eso que deseamos, por sobre todas las cosas.
Para descubrirlo, nos dijo, sólo necesitamos hacernos una pregunta: Si no tuviera responsabilidades y contara con todo el dinero y tiempo necesario ¿qué haría? ¡Piénsalo! Descubre tu sueño, imagina como sería tu vida si lo logras y, después, busca la forma de hacerlo realidad. Las oportunidades surgirán, pero sólo podrás aprovecharlas si estás preparado.
La raíz de todos los males.
Leer el diario o ver los noticieros se ha convertido en una tortura para mí. Leo sobre los casos de corrupción y, peor aún, de impunidad y se me amarga el día. Gente que miente de forma descarada, abogados que se inventan interpretaciones de leyes para favorecer a su cliente, lo que a todas luces, demuestra que no es inocente. La verdad es que ya la ética no existe.
Y no es sólo a nivel nacional, el mundo entero sufre por situaciones similares, provocadas por gente que, en su avidez de lograr ganancias y poder, son capaces de ignorar leyes o inventarse unas nuevas. No importa el bien social, no importan las personas, sólo les importa el dinero.
Esto es como una epidemia que ha contagiado a muchos. Hay gente dispuesta a hacer cualquier cosa para lograr obtener fama y dinero…fama, dinero y poder…influencias. La gente quiere ser famosa porque cree que le da poder, pero ¿poder para qué? ¿Influencias para qué?
La codicia ha convertido el dinero en un fin, en lugar de un medio para vivir mejor. En el mundo se ha propagado la creencia de que debes tener dinero, debes tener poder, debes tener influencia, a costa de lo que sea, para vivir al margen de la ley, impunemente. En lo personal, no veo otro objetivo de tener influencias y poder, que hacer el mal a quien sea y no pagar por ello.
¿Acaso no saben que, algún día, en algún momento, pagarán lo que han hecho, ellos o sus hijos o sus nietos? Su «darma» atraerá su «karma». Ninguna mala acción queda impune, de alguna manera, la vida cobra el mal que se hace y el bien que se ha hecho, no con premios ni castigos, sino con consecuencias.
Tal vez la codicia produzca dinero, pero el dinero no compra ni la felicidad ni una conciencia tranquila.
La libertad y el respeto
La libertad individual, para mí, es el más importante de todos los derechos humanos. Del ejercicio de la libertad individual, deriva la libertad colectiva. Obviamente, ejercer esa libertad, tiene límites legales y morales y conlleva responsabilidades.
La libertad individual se ejerce en momentos cruciales, pero también en las pequeñas decisiones que se toman día a día. Qué ponerse, qué carro comprar, qué partido político apoyar. Todas son formas de ejercer la libertad individual.
Muchas veces, debido a posibilidades económicas, creencias religiosas o convenciones sociales, encontramos límites, impuestos por otros, a esa libertad o somos criticados por nuestras decisiones u opiniones. Algunas veces, de forma irrespetuosa, pues otras personas consideran que es su opinión la que debe prevalecer, por encima de la de los demás.
Para poder hablar de libertad, debemos hablar de respeto. Todos no podemos estar de acuerdo, a todos no nos puede gustar el mismo color, estilo de vestir, afición ni profesión. Si así fuera, el mundo sería muy aburrido. Por eso, debemos entender y aceptar esta realidad: cada cual cree, piensa, elige y hace lo que quiere y, aunque no estemos de acuerdo, no tenemos derecho a imponer nuestra opinión o creencias a otros.
Si quieres ser libre, respeta la libertad de los demás, sólo así ganarás respeto para tu propia libertad.